Pararse frente a las famosas pinturas rupestres, que tienen unos diez mil años de antigüedad, es una sensación muy fuerte. Se siente como un viaje al pasado lejano, que permite percibir en persona la tradición y la cultura de los pobladores originarios que habitaron esta zona, ubicada a 400 kilómetros al norte de El Calafate.
La provincia ahora tiene la posesión de uno de los mayores atractivos turísticos del noroeste santacruceño. Patrimonio de la Humanidad, declarado por la Unesco en 1999, antes el espacio en el que está situada la Cueva de las Manos pertenecía a una organización ambientalista, que en 2015 lo adquirió para devolverle a la zona su estado silvestre original.

La donación al estado provincial es una muy buena noticia para el Turismo Sustentable. Y así lo remarcan las autoridades santacruceñas, felices: “Hemos logrado juntar todos los esfuerzos a nivel turístico, medioambiental y humano. La Fundación “Flora y Fauna” (como también se conoce a Rewilding Argentina), demostró tener un amplio sentido de responsabilidad social con este acto histórico que protagonizó con Santa Cruz”.

La región, hace cinco años atrás, corría peligro porque todavía estaba expuesta a la actividad ganadera. Y el lugar era de difícil acceso para el visitante. Desde ahora, conocer estas tierras de invalorable importancia arqueológica será más sencillo. Además, sus pinturas y restos quedarán a resguardo y seguirán siendo un vivo legado de las culturas más antiguas de Argentina, admirada tanto por los turistas nacionales como internacionales.