Villa Meliquina, una ecoaldea sustentable
Ubicada en la provincia de Neuquén, a muy pocos kilómetros de la Ruta de los 7 Lagos y de San Martín de los Andes y frente a un deslumbrante espejo de agua yace Villa Meliquina, un sitio ideal para todos aquellos que buscan refugio, paz, naturaleza y un modo de vida sustentable.
Rodeado de bosques de coihues y lengas, Villa Meliquina, es un pueblo de montaña habitado por unas 50 familias todo el año, pero que en verano recibe a un centenar de visitantes. Desde hace un tiempo este paraje cobija a nuevos pobladores provenientes de grandes urbes, que caen rendidos ante su imponente belleza y la seguridad que se respira en el lugar. Lejos del caos citadino sus habitantes se animaron a desarrollar un modelo de pueblo sustentable y no descansan ni a sol ni a sombra para conseguirlo.
Ellos se abastecen de energía mediante un grupo electrógeno, energía eólica o solar. Allí no llega la señal de celular, no poseen gas natural, ni agua potable, servicio de recolección de residuos o cloacas, pero como comenta la locutora y periodista porteña radicada desde hace 2 años en San Martín de los Andes, Nathalie Suárez Fernández en su nota publicada en Lácar Digital, “a pesar de lo sacrificado que eso pueda ser, cada vez más gente considera a la Villa como la tierra donde pudieron concretar sus sueños”.
Susana Tilkin, propietaria de “Avataras Avataras”, habló con Nathalie sobre cómo cultivan la tierra – entre ellos 25 especies de tomates-, crían patos y gallinas, ordeñan la vaca que les da la leche con la que elaboran helados, cremas y dulce de leche casero. Además, en 3 hectáreas albergan su propia colmena, preparan dulces y conservas, estudian las variedades que pueden crecer en la zona. Como si fuera poco estos productores generan su propia energía y utilizan los desechos orgánicos para elaborar el compost que nutre sus plantaciones.
Susana señala que también brindan talleres de huerta y rescatan y difunden los alimentos que se habían perdido y son muy importantes para la salud.
Suárez Fernández afirma que quienes viven en Meliquina han aprendido a convivir adaptándose a ese entorno natural ya que, como asegura Tilkin “te vas adaptando a los ciclos de la naturaleza y a lo que te brinda en cada estación. Lo orgánico va al gallinero y lo que no puede ir ahí va a la compostera, donde están las lombrices californianas. De ahí se saca el abono para volver a las huertas, es todo un ciclo natural”.
Todos los residentes viven en una completa armonía con el entorno que los rodea. Hay varias hosterías, alguna despensa y locales donde se comercializan dulces y chocolates caseros, una casa de té y mucho amor por la tierra que reciben a los visitantes con los brazos abiertos.
¿Porqué visitar Meliquina?
- Su imponente lago con una costa de 7 kilómetros.
- Su bosque andino patagónico seduce con sus coihues, radales, lengas, y pinos.
- El río Meliquina.
- El aire puro.
- La calidez de sus habitantes.
- Y una aldea sustentable a la que se accede por caminos de ripio.
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Fuente: Lácar Digital
Fotos: Nathalie Suarez Fernandez