Por un mundo mejor, sólo con niños felices

El 12 de junio se conmemora el “Día Mundial contra el Trabajo Infantil”, que nos obliga a tomar conciencia sobre el flagelo que sufren millones de menores de edad quienes, por el contrario, se merecen una vida digna y plena, en la cual nunca deben verse vulnerados sus derechos.

La niñez, por naturaleza, es sinónimo de rostros felices, de gestos inocentes, de pequeños jugando y estudiando en las escuelas. Ellos mismos lo dejan en claro en sus propias palabras.



“Me encanta ser niña porque puedo jugar, ir a correr a la plaza mientras mis papás hablan y porque además puedo hacer ejercicios con mi mamá. Me gusta ir al cole para estar con mis amigos. Cuando sea grande me gustaría ser veterinaria o peluquera”
. (Martu, 6 años).

Martu
Lucas

“De ser chico lo bueno es que no debo trabajar y que puedo jugar a la pelota y reírme con mis amigos. Ir a la escuela me hace feliz, puedo aprender y jugar en los recreos. ¡Las clases de matemática son mis favoritas!. Cuando crezca me gustaría tener un restaurante y ser el chef. ¡Y que a todos les guste mi comida! Si me obligaran a trabajar, me escaparía de mi casa y buscaría una familia que me cuide y me de amor y protección”. (Lucas, 10 años).


“Lo que más me gusta de ser chiquita es jugar mucho. Si tuviera que ir a trabajar estaría muy cansada como mi papá. Cuando sea grande quiero ser veterinaria”
.
(Charo, 5 años).

Charo
Agustina


“Ahora puedo jugar, ir al colegio y pasar tiempo con mis amigos.
De grande me gustaría ser arquitecta. Siento que siendo niña, como
 no trabajo, no estoy bajo presión como les pasa a los adultos”
.
(Agustina, 10 años).

Es impensado imaginar que en la actualidad, según Naciones Unidas, haya más de 10 millones de menores de 16 años en Latinoamérica y más de 150 millones en todo el mundo que trabajan. Por eso, en 2008 la Organización Mundial del Trabajo instauró esta fecha para generar conciencia.

La Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado internacional que está vigente desde el 2 de septiembre de 1990, enfatiza que los menores deben tener una vida digna como la de los adultos, que se desprende esencialmente por su condición de seres humanos y que, al no haber alcanzado su pleno desarrollo físico y mental, requieren además de una protección especial.
Y remarca sus derechos a:

  • La vida
  • Una alimentación sana
  • Recibir educación
  • El agua
  • La salud
  • La identidad
  • La libertad de expresión
  • La protección
  • La recreación y el esparcimiento
  • Tener una familia

Desde MATER Sustentable invitamos a la reflexión sobre esta problemática y apoyamos, además, el Código de Conducta del Ministerio de Turismo de la Nación, que promueve la protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en Viajes y Turismo, para prevenir la explotación sexual, laboral y la trata.

Un niño que sonríe, que va a la escuela, que sueña con una profesión para ejercer de grande, que sólo se cansa porque juega y se divierte, es un niño feliz y con futuro prometedor. Ayudemos entre todos a construir una infancia más justa y que nada, ni nadie, les robe a los chicos su eterna inocencia.