Día del Turista responsable

Se celebra, como cada año, el 2 de junio. Y es una oportunidad para que todos tomemos conciencia de la importancia que tiene su práctica, que ofrece como diferencial al placer de viajar, el respeto por la sustentabilidad y el ambiente.

Como en los diversos órdenes de la vida, el turismo también debe hacerse con responsabilidad. Y no sólo los viajeros tienen que velar por esta premisa, sino que, además, es una tarea que incumbe a los gobiernos locales, las agencias y las comunidades. De esta manera, cada destino turístico logra beneficiarse con un triple impacto positivo, a nivel económico, social y ecológico, dado que representa un ingreso genuino y una fuente de trabajo digna para los pobladores vernáculos, concientiza al visitante a disfrutar con respeto de su experiencia y ser cuidadoso, al mismo tiempo, con el entorno natural que lo rodea.

Cuando se habla de cambios, suele decirse que alcanzarlos depende de uno mismo. Por eso, para practicar el turismo de manera responsable también debemos comenzar por nosotros. Conviene, antes que nada, informarse sobre el sitio que elegimos para vivir nuestras vacaciones o escapadas. Una buena práctica es conocer de antemano las normas, costumbres, legislación y tradiciones del lugar, para saber cómo debemos comportarnos durante nuestra estadía. Así, una vez que arribemos nos será más fácil integrarnos a entorno novedoso, al cual además de querer conocerlo (una de las motivaciones básicas de cualquier turista) podremos considerar, siendo tolerantes con su cultura y su entorno natural.

Decálogo del Turista Responsable

Con la primera premisa cumplida, nuestro espíritu y mente estarán mejor predispuestos. Y para que la travesía resulte satisfactoria, vale tener a mano los siguientes consejos:

  • Respete los recursos naturales, ayudando a conservar así la flora y la fauna autóctonas.
  • Sea considerado con la cultura local, su historia, su patrimonio artístico y, también, el arqueológico.
  • Compre artesanía hecha por los lugareños, lo que contribuirá con su desarrollo económico y social. 
  • Consuma alimentos elaborados por la comunidad originaria.
  • Aténgase a los principios del comercio justo, pagando realmente lo que cuestan los productos elegidos, sin regatear su precio.
  • Disfrute del ambiente sin perturbar el hábitat de los animales.
  • Extreme sus cuidados, evitando hacer fuego o tirando residuos.
  • Vele por la integridad de los ecosistemas sensibles como los desiertos, las playas, los bosques y las selvas.
  • Hágase eco del silencio y abra sus oídos para escuchar los sonidos propios de la naturaleza.
  • Use con moderación los recursos naturales y las fuentes de energía.

Al emprender el regreso, es bueno repasar y reflexionar acerca de la experiencia. Comprobaremos que, si hemos logrado cumplir con estos propósitos, seguramente volveremos a nuestro hogar sintiendo un profundo cambio en nuestro interior, que nos hará trascender como seres humanos, más comprometidos que antes con la biodiversidad y la cultura, dando como resultado una empatía recíproca con los pobladores locales.

Comprenderemos así que no sólo viajamos con el mero propósito de conocer o descansar, sino que además tomaremos consciencia de lo valioso que fue nuestro aporte para contribuir con la noble causa: hacer del turismo una práctica responsable