La Huella Ecológica mide los recursos naturales (la cantidad de tierra, bosques, fauna y agua) que un individuo, una ciudad o un país utiliza para producir los bienes y servicios y para procesar y eliminar los residuos que se generan en todas la actividades humanas.

Es un concepto amplio que analiza la demanda humana sobre la biosfera comparando el consumo de la humanidad con la capacidad de generación de la Tierra.

Básicamente, se calcula el área necesaria para producir los recursos que consumen las personas, la superficie destinada a infraestructura, el área de bosque necesaria para almacenar el CO2, y los stocks de recursos para la producción de alimentos.

La vida moderna, especialmente en las grandes ciudades con altos niveles de confort exige mucha cantidad de agua, la fabricación de aparatos eléctricos, la producción de alimentos traídos desde distancias considerables, el transporte diario de personas y bienes en automóvil, avión u otros medios, la producción y eliminación de envases de plástico.

La producción de todos esos elementos mencionados provoca efectos en el medio ambiente.