Huella de Carbono

La Huella de Carbono representa la contabilidad de las emisiones que se producen en todas las actividades del hombre y en todos los eslabones de la cadena productiva.

Con estos números, el consumidor, las instituciones, o las empresas tienen una noción de la contribución al cambio climático que tiene cada uno.

La Huella de Carbono se refiere al volumen de emisiones de Dióxido de Carbono (CO2)

producidas en distintas fuentes, a saber: procesos industriales, generación de energía,

producción agrícola, deforestación y generación de residuos entre otras.

La unidad de medición que se utiliza es en toneladas de Dióxido de Carbono Equivalente (CO2eq), esta es la unidad equivalente de todos los gases responsables del cambio pasadas a unidades equivalentes de CO2.

Para calcular la Huella de Carbono existen diversos instrumentos y guías que tiene como objetivo unificar las metodologías, de manera que los resultados puedan ser comparables, y dar credibilidad a la estimación de las emisiones de CO2.

Entre las metodologías disponibles para el cálculo de la Huella de Carbono se destaca la ISO 14064 y las Calculadoras de Huella de CO2.

 

Reducir o compensar la huella de carbono

La “compensación” se realiza estimando la Huella de Carbono de la empresa o institución. Los valores se convierten y unifican en toneladas de CO2 para luego “neutralizar” esas emisiones destinando un monto económico para un proyecto propio o de terceros.

El mecanismo económico es por medio de la compra de créditos de CO2 (conocidos como bonos verdes) que se producen en proyectos de energías renovables, de reforestación, mediante programas de eficiencia energética “verdes” o bien de proyectos de cambios de prácticas agrícolas.

Hay que remarcar que, la compensación no es LA solución, es un modo práctico de evitar que el problema del cambio climático se acentúe en el corto plazo.

Para mitigar el cambio climático es necesario reducir las emisiones de GEI que se acumulan en la atmósfera, a través de la disminución en el uso de combustibles, de mejorar la eficiencia energética, del uso masivo de fuentes renovables de energías, la reducción de la deforestación, etc.

Una vez identificadas y conocidas las fuentes de emisión de gases y el volumen que se genera, éstas emisiones pueden “reducirse” directamente, “compensarse” o “neutralizarse”.